viernes, 30 de agosto de 2013


Municipio de Sabanagrande

Limites


Al norte, Municipios de Santa Ana y Ojojona; al Sur, Municipios de San Isidro y Nueva Armenia; al Este, Municipios de San Buenaventura y Nueva Armenia y al Oeste, Municipios de La Venta, Reitoca y Ojojona.

Este pintoresco municipio de Francisco Morazán de casi 18 mil habitantes, no solo es visitado por sus sabrosas rosquillas o las artesanías de barro y tusa, también posee otros atractivos dignos de mencionarse. Su cabecera municipal rodeado de agrestes montañas y calles empedradas, se ubica a un poco más de cuarenta kilómetros al sur de Tegucigalpa, y es dueña de uno los cascos urbanos de arquitectura colonial y neoclásica mejores conservados del departamento.



En tiempos precolombinos, al sitio se le conocía como “Apakunka”, o “Sabana de Pacones” en lengua matagalpa, por la gran cantidad de ese árbol que existían. Otra hipótesis sobre su significado la hace Alberto Membreño (Nombres Geográficos de la República de Honduras; 1994. Editorial Guaymuras: Tegucigalpa, Honduras) sugiriendo que “Apacunca” es de origen náhuatl para “lugar de agua para lavar”. En cualquiera de los casos, su nombre indígena fue cambiado durante la colonia a “Villa del Rosario”, en honor a la que sería la patrona del lugar. Finalmente, un 15 de septiembre de 1875, se la denomina oficialmente como “Sabanagrande”, probablemente debido a sus amplios prados de sabana.

El municipio se crea en 1889 teniendo bajo su dominio áreas de las jurisdicciones de Leparterique, Ojojona y Reitoca, y abarcando los que hoy son los municipios de La Venta, San Buenaventura, Santa Ana y Coyolar (actual Nueva Armenia).


Otro evento que trajo desarrollo efímero a la comunidad fue la apertura del tramo carretero Tegucigalpa-San Lorenzo de 1899 a 1903 durante la administración presidencial del general Terencio Sierra. Para este tiempo, por falta de vías de comunicación, transporte se efectuaba en tediosos viajes a lomo de mula o en carretas, gobierno central advirtiendo las dificultades en movilizar equipo, material y personal, optaron por un punto medio para su centro de operaciones trasladando temporalmente la Secretaria de Fomento, Trabajo y Obras Públicas a Sabanagrande. En este periodo se empedraron la mayoría de sus calles, convirtiéndose también en un núcleo comercial de todos los municipios circunvecinos. Esta actividad mercantil decae drásticamente al concluirse la obra de la carretera Sur. 



Unos años más tarde, cuenta la tradición oral, fue encontrada en un paraje cercano al pueblo una imagen de la Virgen del Rosario junto con una campana. Estatua fue guardada en la iglesia y desde entonces venerada, pero tuvieron que ocurrir una serie de eventos para convertirla en la patrona de la comunidad como lo ocurrido con los vecinos de Ojojona. Se dice que ellos dispusieron llevársela, sin embargo, una vez en la capilla yo no la encontraron. Intentaron una segunda vez un tiempo después y en el lugar llamado Calicanto, se le hizo pesada y difícil de continuar el trayecto. Al emprender el viaje de regreso ésta se volvió liviana. Pero lo que afianzó su devoción fueron los hechos ocurridos con el que fuera presidente de Honduras, general Domingo Vásquez.
Para Honduras, el siglo XIXX no fue ni pacifica ni prospera. Rivalidades personales y disputas ideológicas entre liberales y conservadores se tornaban en constantes pugnas bélicas interrumpiendo la economía y destruyendo todo a su paso. El general Vásquez, intentando detener el avance de tropas liberales proveniente de El Salvador, parte en 1871 de Tegucigalpa hacia Goascorán ocupando y apaciguando todo bastión liberal. Una vez incendiada la iglesia y alcaldía de Santa Ana dispuso hacer lo mismo con Sabanagrande. El alcalde de ese entonces junto con sus regidores, le piden con solemne misa a la Virgen del Rosario que el pueblo no sufriera misma suerte. Una vez Velásquez en Sabanagrade, llega a sus oídos el ofrecido servicio religioso y al mirar la cantidad de personas en la comunidad, cambia de opinión y decide no quemarla. Dispuesto visitar el templo para conocerla, al mirarla dijo “Que te valga orejona, porque sos milagrosa, no le doy fuego a tu pueblo”. Luego partió apresuradamente hacia el sur.
A lo largo de estos 200 años, la iglesia de Sabanagrande ha sido víctima del deterioro y para levantarle la imagen y devolverle la belleza original ha sido necesario recurrir a un proyecto de restauración. Mostrar el templo en todo su esplendor implicaba reparación completa del techo que amenazaba con caerse, pintura de la fachada e interiores, resanamiento de las paredes, remodelación de la sacristía con la instalación del entrepiso y encielado y los retoques a los retablos e imágenes religiosas.


Rosquillas en los últimos tiempos, se han convertido en una de las principales actividades en la que participan mayoritariamente mujeres. Según datos de la alcaldía, esta labor se realiza en unos 110 negocios a lo largo del municipio generando casi mil quinientos empleos directos. Aunque con una elaboración diaria de entre 18 y 20 mil unidades, la producción ha mermado un poco debido al incremento de los ingredientes y por la difícil situación económica. Esto se refleja en cambios en la calendarización de su producción, ya que muchos de los productores han cesado su elaboración diaria y la han reducido a sólo una o dos veces por semana. Sin embargo, las ventas se duplican y se recuperan inversiones en temporadas altas como Semana Santa y Navidad, que es cuando los viajeros incrementan.

Desafortunadamente, estas actividades económicas han dejado mella en sus recursos naturales. Buena parte de sus bosques se encuentran degradados por el consumo de leña para la elaboración de productos de alfarería, pan y rosquillas. De igual manera, otras causas recaen en la introducción de pastizales y en la tradicional técnica de agricultura de rosa y quema, que sumada con su topografía irregular, han conducido al empobrecimiento de la fertilidad, estabilidad y, capacidad de captación y retención de agua de los suelos.







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